Carbonatación de Bebidas: El CO2 es esencial para la producción de refrescos, cervezas, aguas con gas y bebidas alcohólicas como el cava y el champán. En estos productos, el gas se disuelve para crear burbujas, generando el característico efecto efervescente.
Conservación de Alimentos: Se utiliza en el envasado con atmósferas modificadas (MAP) para prolongar la vida útil de los productos frescos, como carne, pescado y verduras. El CO2 ayuda a evitar el crecimiento de bacterias y hongos, garantizando una mejor conservación y frescura.
Refrigeración y Congelación Criogénica: El CO2 es ideal para la congelación rápida de alimentos, ya que permite mantener su calidad, textura y sabor. Esta técnica criogénica se utiliza en la industria alimentaria para garantizar la conservación óptima de los productos.
Control de la Fermentación: El CO2 juega un papel clave en procesos como la producción de pan, cerveza o vino, donde puede ser un subproducto natural o utilizarse para controlar las condiciones durante la fermentación, garantizando un proceso adecuado y controlado.
Seguridad: El CO2 utilizado para la alimentación es de calidad alimentaria, cumple con normativas de seguridad estrictas y es completamente seguro para el consumo, siempre que se maneje y utilice adecuadamente.